El vino, tinto o blanco, forma parte de la identidad cultural generalmente de Francia. Incluso es la bebida alcohólica más consumida del país.
El vino blanco, en particular, se utiliza para cocinar. Entra en la composición de muchas salsas que acompañan a platos de carne y pescado o incluso al propio plato. El olor, y no solo el sabor, se altera por completo.
El vino blanco puede ser seco, suave o espumoso. Su sabor y aroma varían y dependen, entre otras cosas, del tipo de uva utilizada, su método de elaboración, etc.
Además de los vinos tradicionales también disponemos de vinos blancos ecológicos.
Estos últimos se diferencian principalmente por su sabor más afrutado y su contenido alcohólico bastante bajo.